La variedad Bonarda, de origen italiano, llegó a la Argentina con los inmigrantes para convertirse en la variedad más extendida del país.
Totalmente adaptada al clima de Mendoza, la uva Bonarda fue sometida durante largo tiempo a un rendimiento exagerado que se tradujo en vinos simples de calidad regular. Pero en los últimos años un grupo de enólogos decidió reivindicarla a fuerza de rendimientos controlados y en busca de una calidad superior.
En este camino de revalorización nos encontramos en Fincas Quillahue, donde cepas del año 1949 rinden sus frutos a través de una ciudadosa selección, ya que privilegiamos la calidad de los racimos a la cantidad.
Las podas se realizan en invierno con este criterio, para garantizar un vino de excelente calidad desde sus origenes.
El vino que da por resultado este proceso es de color violáceo profundo, con aromas frutados y florales, fresco en el paladar, con taninos dulces y final dócil, ideales para la mesa argentina.
Gracias a que presentan una excelente relación precio-calidad pueden ser disfrutados en todo momento y ocasión.
Atrás quedaron los prejuicios que encasillaban a la Bonarda únicamente para la obtención de vinos jóvenes de consumo cotidiano. Ahora es posible encontrar botellas que demuestran un buen potencial de guarda, como lo demuestra nuestro AKUN BONARDA, en guarda en barricas de roble francés y americano, durante 18 meses .
